
¿Cómo hacer para encarar a una mujer en tiempos de despertar feminista, sin quedar como un machista anticuado e insensible?
TESTIMONIO
Erica, 28 años
"A mí me pudre bastante cuando se dice: ‘Ahora no se puede hacer nada’; ‘Ahora todo es acoso’; ‘Ahora no te podés ni levantar una mina’. No sé. No me parece tan difícil ver el límite entre una situación en la cual ella responde —y estás en un coqueteo con el otro— y una en la cual ponés incómoda a una mujer. No debería parecer tan difuso realmente. Sobre todo porque yo siempre he tenido claro cuándo me han hecho sentir incómoda. Para mí el límite siempre estuvo clarísimo".
El comentario que llega por WhatsApp encierra lo que muchas mujeres sienten actualmente. Ese sentimiento, por su parte, tiene su contracara en lo que muchos hombres perciben en tiempos de despertar feminista, diversidad sexual y aspiraciones a equidad. ¿Cómo hacer para "levantarse" a una mujer y no quedar como un tosco e insensible machista en el intento?
El cortejo y sus rituales todavía presentan algunos rasgos que empiezan a ser resistidos por cada vez más mujeres. Gestos casi insustanciales pero que son sintomáticos de costumbres heredadas. Como, por ejemplo, que el mozo en un restaurante parta de la idea que es el hombre quien va a pagar esa cena.
Para la sexóloga y psicóloga Judith Alaban, los primeros pasos hacia el contacto conllevan sentimientos y expectativas que convierten a ese proceso en algo que ella califica como bastante delicado.
"Cada mujer es diferente, y también ella puede tomar la iniciativa. Eso a veces descoloca tanto al hombre que esto puede afectar a la sexualidad", dice Alaban y continúa sobre aquellos casos en los que la acción o iniciativa parte del hombre. "Como cada mujer es diferente, necesita ser abordada desde su perspectiva. En líneas generales, lo primordial es el respeto y escuchar. Un no es eso, un no. Pero más allá de eso, también tiene que ver con la propia postura de cada mujer. Hay quienes entran en un juego, lo toman así, y se consideran en pie de igualdad respecto al hombre. Pero también hay mujeres que le dan un rol más activo al hombre, que quiere y tiene que ser seducida. Es muy personal", resume.
TESTIMONIO
Silvana, 24 años
Silvana recuerda que una vez viajaba a Montevideo desde Colonia, cuando se percató que un muchacho la miraba bastante más allá de la mirada ocasional. Él no le dijo nada durante el viaje, pero cuando llegaron a la terminal de Tres Cruces, pasó por su asiento y le dejó un papel con su nombre, su número de teléfono y la palabra "Llamame por favor". Ella no lo llamó, pero se nota en su lenguaje corporal —y en la sonrisa que esboza cuando lo recuerda— que el gesto le encantó. Por otra parte, también recuerda otro "encare" y la cara le cambia: iba a caminando hacia el baño en un boliche bailable, un chico más o menos de su edad le bloqueó el paso y exigió un beso, a prepo.
Seducción virtual
Esta historia lleva al cortejo y la seducción al nuevo lugar de encuentros entre los géneros: las redes sociales, una herramienta que parece ser un regalo del destino a los tímidos, introvertidos y con pocas habilidades sociales.
TESTIMONIO
Malena, 28 años
"Me iba a Buenos Aires, y tuve como todos que pasar por Migraciones, para tramitar el ingreso formal y legal a la ciudad. Poco tiempo después recibí un mensaje a través de la aplicación Messenger, que forma parte de Facebook. Ahí decía: 'Hola, soy el chico que te atendió en Migraciones. Te pido disculpas si estás de novia, pero me pareciste muy linda. Quería preguntarte si querés salir a cenar o tomar algo”.
Recibir, de la nada, un mensaje de alguien que pretende relaciones sexuales es a menudo interpretado, sobre todo si se repite, como acoso. Pero Malena no lo interpretó así. El mensaje le pareció simpático y respetuoso y accedió a salir, lo que derivó en una relación de varios meses. Es que, como a veces expresan muchas exponentes del pensamiento feminista, "si te gusta, no es acoso", como en esta nota a la periodista y activista argentina Julia Mengolini.
Saber diferenciar acoso de intento de seducción o cortejo puede ser complicado para algunos, pero como decía Erica por WhatsApp, para muchas mujeres es bastante fácil. Denisse Legrand, activista social y gestora cultural, expresa algo similar a Erica. También ella percibe la queja de que "ahora no se le puede decir nada a las mujeres".
Pero Legrand reafirma que a las mujeres "se les puede decir todo desde el respeto, la no violencia y los códigos básicos de relacionamiento en sociedad. A las mujeres nos cuesta hasta caminar por calle. Lo que algunos llaman piropo, es acoso. No es un capricho: las mujeres desde que somos niñas empezamos a recibir comentarios en la calle. Incluso antes de los 12 años, nos sexualizan desde que somos niñas". Para ella, este asunto es "básico" y da algunas recomendaciones: "No tengan miedo, traten a las minas con respeto y sin violencia":
Antes de tener un pareja estable, Martina salía a bolichear con sus amigas, todas más o menos de su edad, sin compromisos y abiertas a relacionarse con hombres.
TESTIMONIO
Martina, 43 años
"Pero nadie nos encaraba. Podíamos pasar toda una noche conversando sin que nadie se nos acercara. Pero es muy distinto a través de las redes sociales, en particular Facebook. Ahí nos llegaban, a mí y a ellas, muchos pedidos para salir. Y ni que hablar de aplicaciones como Tinder".
Es que la tecnología facilita muchas cosas, afirma Alaban. "Tener una pantalla en frente alivia mucho las tensiones y las expectativas, porque por lo general se manejan mejor las ansiedades. Es más fácil encarar, y también procesar el rechazo, si media una pantalla entre el hombre y la mujer. La tecnología además puede ser una puerta de entrada a nuevas personas luego de una ruptura amorosa tras una prolongada relación". Pero también hay, claro, aspectos más oscuros. Conectarse a través de Facebook muchas veces es equivalente a abrir la puerta no solo del hogar del presente, sino también a lo que uno fue antes. "Por ahí se empiezan a hacer preguntas del tipo ¿Por qué sos amigo de este?. Ahí puede estar la violencia también".
Para la también psicóloga Mariana Álvez, el cortejo no tiene por qué ser muy complicado. "Las generaciones más jóvenes la tienen más clara, pero creo que hay un tema que hay que aclarar: las mujeres feministas no están en contra de la galantería. Si alguien las invita a cenar o al cine, no es una ofensa. Todo lo que sea desde el respeto está bien. El acoso callejero, gritarle o decirle algo grosero, no. Pero si alguien se te acerca respetuosamente en un boliche, te pregunta tu nombre, te habla bien y te dice algo agradable, creo que está bien. Los problemas vienen cuando una dice no y él sigue insistiendo, se pone pesado"
Días atrás el diario La Nación publicó una columna firmada por la periodista e integrante de #Niunamenos Mercedes Funes titulada No se asusten, chicos, que concluía así: "Con lo del levante, en serio, no se asusten, chicos. Hay un abismo entre el coqueteo y el acoso. No es tan difícil distinguir la diferencia. Hace poco leí un posteo de Facebook que la explicaba perfecto: El buen flirteo requiere empatía, prestarle atención al que te gusta, un ida y vuelta. Al acosador no le preocupa lo que hay del otro lado ni su deseo, lo quiere y lo toma, qué importa si no hay consentimiento. Enamorarse siempre fue otra cosa. Y eso sí que no tiene por qué cambiar".
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